«Así hasta que la ciudadanía despierte de su prolongado letargo y en las urnas decida que estos desaprensivos han de pasar a mejor vida»

José Soto. Vivimos tiempos convulsos, con incertidumbres permanentes, controversias como moneda de cambio y mucha mentira. La izquierda mediática e ideológica, obsesionada con perpetuarse en el poder a cualquier precio, es capaz de todo: manipulaciones perversas y esperpénticas, todas ellas con situaciones creadas artificialmente. Ahora, eso sí, sólo tienen en mente un mantra: VOX.
Líneas rojas a VOX, intentos de promover su ilegalización y estrechos vínculos con los golpistas catalanes y Bildu, un partido con gentes afines a ETA, con las manos manchadas de sangre de tantos asesinatos y que la izquierda torticera «blanquea» con la normalidad de quienes ni tienes escrúpulos ni valores, donde incluyo al propio presidente del Gobierno. No deja de ser miserable que, con tal de mantenerse en el poder, se pacte con el mismísimo diablo.
Así hasta que la ciudadanía despierte de su prolongado letargo y en las urnas decida que estos desaprensivos han de pasar a mejor vida: fuera de las instituciones democráticas, ya que demuestran que ellos no lo son por mucho que lo prediquen. Ahí están los dos estados de alarma inconstitucionales de este desgobierno de «Sánchez. Un desgobierno donde Podemos demuestra un sentido capitalista de los escaños, «tragando» por todo para mantener sus sueldos y renunciando a su supuesta ideología, si es que alguna vez la tuvieron.
Gentes sin escrúpulos anclados en contubernios de política de escaparate, insensibles al sufrimiento de tantos españoles con el precio de la electricidad (la misma que el Gobierno de Sánchez prometió que se solucionaría el tope ya negociado con la UE y que aún estamos a la espera, mientras corren los meses y se mantiene el desorbitado pago. Ahora, eso sí: tenemos detallazos con terceros países. Ayuda humanitaria a Moldavía y 1.700 millones a Nigeria para el desarrollo del país africano, mientras en España aún persisten las colas del hambre, la subida de los alimentos en el 11,5% en un año, el IPC por encima del 8%, el combustible por encima de dos euros el litro… y subiendo.
La degradación política, social y económica es pareja a la extravagancia de un Alberto Garzón, el parásito ministro de Consumo con esperpénticas declaraciones: nos quiere llevar ahora a la mesa los insectos como menú, mientras él se harta de buen jamón en la Feria de Abril de Sevilla, pese a denostar la carne de nuestro ganado.
En este desvarío político sin límites, las concesiones del Gobierno Frankenstein están a la orden del día: estamos en manos de chantajistas catalanes, a quienes su independentismo delictivo puede devolverlos a la cárcel, con presiones continúas a un Gobierno débil de PSOE-UP. Y encima, con la desfachatez de un Sánchez que conmemora los cuatro años de la moción de censura que presentó a Rajoy: «Venció la ejemplaridad -dijo-, a la corrupción». ¡Hay que tener mucha cara para obviar los 600 imputados y los 5.000 millones bajo la lupa del PSOE andaluz!
El PSOE de los ERES y del trilero Sánchez es una vergüenza nacional por malversar dinero público, los mismos que asocian la palabra corrupción al PP. Un líder socialista en Andalucía, Espadas, a lo que salpica toda lo putrefacto de su partido en las múltiples tramas y pese a tener enchufada a su propia mujer en las instituciones andaluzas desde hace veinte años. Sí, la del «Word Perfect». El partido más corrupto de Europa señala a otras formaciones sin haber perdido perdón ni devolver el dinero público que protagonizó su desfalco: 680 millones de los ERES, 600 imputados y casi 5.000 millones bajo lupa.
Los fondos de la empresa Isofotón regada con millones irregulares es investigada por el juez para conocer el paradero de Teresa Ribera. La corrupción socialista está bien cerca de Pedro Sánchez. En el Consejo de ministros actuales: María Jesús Montero y Luis Planas, así como el funcionamiento de Isofotón, empresa en la que acabó trabajando la hoy también ministra, Teresa Rivera.
Quiere decirse que la corrupción está bien cerca de Pedro Sánchez: la tiene en el Consejo de ministros. Tres son los investigados de su Gabinete. Como para estar callado y no mencionar la corrupción de nadie. Una vergüenza para un país que han puesto patas arriba. Una España desfigurada por sus políticas absurdas y destructivas. La España al revés con una izquierda corrosiva y malvada