La actividad política de la última semana nos ha dejado algunas perlas infumables.

José Soto. Así, ese portavoz del grupo parlamentario popular, otrora activista demoscópico desacertado, se descuelga con calificativos denigrantes contra una adversaria política como la diputada por Ceuta, Teresa López (ahí le duele el escaño al PP) para aludir a ella y sus intervenciones con propuestas en defensa de los intereses de Ceuta, definiéndola como «la locutora». Que un docente, que ha permitido la payasada de unas evaluaciones de sonrojo en el acceso a ocupar plaza de profesor tutor en la UNED a Mohamed Mustafa y Julio Basurco es de una osadía equivalente a catalogarlo a él como oficinista de El Faro de Ceuta o exempresario de peluquería canina.
Tan desacertado estuvo Rontomé en su afán de hacer méritos sucesorios ante su jefe Juan Vivas, que cae en el ridículo obviando la cualificación académica de Licenciada en Ciencias de la Información de la actual diputada por Ceuta, algo que alguno de sus compañeros de escaño ni soñando saben de qué se trata y no hablemos ya de sus coaligados en el Gobierno del PSOE.
El sarcasmo denigrante y con pretensiones de ridiculizar a las personas no parece que sea el comportamiento acorde con la ideología del PP, aunque es notorio que Rontomé no llega al PP por cuestión ideológico sino por ambición política llevado de la mano de Yolanda Bel. Se ha convertido en un vocero, en la voz de su amo.
Rontomé llama a Teresa López locutora, rememorando su etapa en la radio de la televisión pública, la misma que Vox le ha puesto en el escaparate por el tratamiento informativo carente de neutralidad y plagado de socialismo con asesores de la delegada del Gobierno hasta la saciedad y esparciendo ideología con descaro. Lejos quedó aquélla TeleVivas para pasar, sin solución de continuidad a TeleBolo o TelePSOE. Puesto a poner etiquetas, todos conocemos el mecanismo manipulador de la llamada izquierda caviar, plegada al chantaje de los chiquilicuatres locales por todos conocidos que vulneran los procedimientos legales establecidos con la pasividad institucional.
Conocemos que, en el PSOE,el electricista Corcuera fue ministro del Interior y en Ceuta, un basurero es secretario general del PSOE, con quien pactan Rontomé y los suyos; buen motivo para callarse y no hablar de locutora sino de respeto hacia la formación académica.
Rontomé es la viva caricatura de un PP en declive, desesperado, fuera de órbita y nervioso. El futuro inmediato no es muy positivo para quienes dan bandazos y pierden el norte. Además, se creen con la potestad de considerar descerebrados a los ciudadanos que sienten y padecen su incapacidad para gestionar. Van en contra de los intereses generales: niegan municipalizar el servicio de autobuses, de la recogida de basura, no apoyan a los autónomos ahora con la subida de precios. Se merecen que estos colectivos se lo hagan pagar en las urnas. Benefician solo a sus amigos y al clientelismo político del que son rehenes.
Y Rontomé, mientras, contando chistes de mal gusto él que, en si mismo es un chiste con sus discursos de payaso. Un docente descalificando la cualificación académica de una política; queda retratado por su comportamiento ruín y miserable. No da para más: es un inútil con cargo. Y estos son los más peligrosos.
Hablar mal de Rontomé es una pérdida de tiempo. Debería de saber que para político no todos valen y él está en el primer escalón del despareció y la envidia.
El culpable de esta demonización repetida por este vocero es, con toda seguridad, el fallido presidente Vivas, un hombre que un día fue y hoy… hoy no es nada. No se acuerda de los grandes episodios radiofónicos con el que Teresa lo encandiló. Acaso desconoce de donde viene su historia, su familia, ese sentimiento que otrora, unió pasiones y emotividad, cuando ella lo hizo protagonista de historias memorables, difíciles de olvidar.
A pesar de esa falta de consideración por parte de estos señores, no cabe en este escrito el insulto. Porque el insulto “es el arma de los débiles”.
Vivas y Rontomé, vuestra política muere y, en esos entierros, no estaré yo…
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