Voces del PP sobre los estigmas de Sánchez contra VOX

José Soto. La política para seguir con la corrupción (PP-PSOE) y el reparto de asientos, la política de escaparate del PP progre: pactar con el socialista andaluz Espadas, imputado, ¿es socialdemocracia para Feijóo?¿Lo es también echarse en Ceuta en brazos de Malika Al-Lal quien aceptó una condena de 7 años de inhabilitación por prevaricación y por colocar a su marido en la Administración sanitaria? ¿Cuenta Feijóo con Juan Vivas como líder en el próximo Congreso regional del partido en Ceuta para que mantenga sus políticas con los socialistos?

Abrirse Feijóo a pactos de Estado con Sánchez es ya de por sí, un fraude electoral. El mismo que han ejecutado en Ceuta gobernando con el PSOE un Juan Vivas entregado a perpetuarse en el cargo a costa de lo que sea, incluso, enterrar electoralmente a su partido.
Feijóo ha sacado del olvido a dos viejos dinosaurios de la política «pepera»: el presidente del XX Congreso nacional, Esteban González Pons que dijo esta semana en el Programa de Ana Rosa que Vox es extrema derecha y al secretario del mencionado Congreso, Juan Carlos Vera de la época de Aznar como presidente del partido. Quiere decirse que en esta «nueva política» deja como maniobreros a dos viejos y experimentados en la «fontanería» del PP.

En esas reiteradas contradicciones del PP, esta semana hubo posicionamientos como el de Feijóo:»La izquierda no está legitimada para hacer campaña contra un partido por sus coaliciones», en referencia a la utilización por parte de la izquierda de los posibles pactos con Vox en algunas comunidades, como arma arrojadiza contra el PP. El gallego dice que no le va a afectar lo que pueda decirle Sánchez. Veremos a ver.

El Gobierno de Sánchez coaligado con Podemos que cuestiona la esencia misma de España al admitir la autodeterminación de los pueblos que la integran, que ataca a la Jefatura del Estado, que cuestiona y discute la independencia de los jueces, así como de los medios de comunicación privados que le son hostiles, que plantea una enmienda a la totalidad de la economía social de mercado, apostando por un socialismo bolivariano y que en política exterior plantea la disolución de la OTAN, sitúa a Sánchez en un escenario patético del absurdo. José Manuel García Margallo, exministro de Asuntos Exteriores, ha sido claro esta semana: «Vox puede ser muchas cosas, pero, lo que no es, es un partido fascista».

Feijóo por su parte, se abre a otorgar libertad de pactos con Vox en aquéllas comunidades donde los representantes del PP lo consideren oportuno. Lo que parece obvio es que el PSOE por los derroteros que va y ha ido, es muy mal compañero de viaje y, desde luego, no es precisamente, el salvoconducto para que el PP gobierne y Feijóo llegue a la Moncloa. Guste o no, Vox es necesario para que la derecha española desaloje de la Moncloa a la panda de vendepatrias que nos quieren llevar a la ruina no solo económica, sino política y de valores.

El actual gobierno, como un nido de grillos o el camarote de los Hermanos Marx con la patética imagen sobre la guerra de Ucrania con Podemos dividido y criticando al presidente del Gobierno es lo más parecido a un despropósito que a un Ejecutivo serio y responsable con sus compromisos internacionales.

No nos merecemos el gobierno que tenemos y, menos, esta representación a nivel internacional. De ahí que Sánchez este ninguneado constantemente por los lideres mundiales. Ni lo respetan ni se hace de respetar.

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