Opinión | Torrente contra el monstruo verde

Por Leónidas Armesto

Última hora: la prensa “independiente” ha encontrado el enemigo definitivo. No es la corrupción en las instituciones, no son los sobrecostes millonarios en contratos públicos, no es la compra de voluntades a golpe de subvención… ¡Es VOX! Y, por supuesto, su líder, Santiago Abascal, que según los titulares debe de ser una mezcla de Gengis Kan, Darth Vader y el cobrador del frac.

La coreografía está perfectamente ensayada: editorial en la mañana, columna rabiosa a mediodía y tertulia nocturna con los mismos cinco opinadores que llevan quince años de gira repitiendo el mismo libreto. Todos, casualmente, con nómina en medios que viven de la publicidad institucional y de los guiños del poder. Es lo que tiene la “independencia”: que se paga muy bien… siempre que se diga lo correcto.

La joya de esta semana ha sido el momento Torrente. Sí, el personaje de ficción que encarna la mugre, la chulería y la corrupción de barrio bajo. Algunos plumillas han decidido que se parece a VOX. Porque, claro, no se parece en nada a ciertos colegas del PSOE más cutre y cañí, con sus viajes a prostíbulos a cargo del contribuyente y sus desplantes de señorito de casino decimonónico. Ni mucho menos… eso sería romper la magia del relato.

No, no. Torrente es VOX porque lo dicen los que saben. Y si usted no lo cree, es que está “radicalizado” y necesita leer más de los mismos artículos, con las mismas frases y las mismas metáforas rancias.

La operación es sencilla: fabricar histeria colectiva, vestirla de preocupación democrática y repetirla hasta que parezca verdad. Que la corrupción siga su curso, que el paro no baje y que el precio de la vida asfixie… pero, eso sí, no se hable de otra cosa que no sea el monstruo verde.

Porque en el fondo, y esto es lo más irónico, toda esta sobreactuación mediática solo delata una cosa: miedo. Miedo a que la gente empiece a sospechar que el bipartidismo es un negocio a dos manos… y VOX no está invitado a la fiesta.

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