EAC. Durante la primera semana de julio, la empresa demoscópica GAD3 llevó a cabo una encuesta electoral en la ciudad autónoma de Ceuta. Pese a haberse completado el trabajo de campo, los resultados del estudio no se han hecho públicos hasta la fecha. Esta ausencia de información, sin explicación oficial por parte de la consultora ni del posible promotor del sondeo, ha generado un notable interés y especulación, especialmente teniendo en cuenta el contexto político actual.

Fuentes solventes señalan que la encuesta habría reflejado un importante avance de Vox en intención de voto. Si esto se confirma, no sorprendería. Sociológicamente, Ceuta ha mostrado en los últimos años una notable sintonía con las tendencias nacionales del partido, funcionando como un termómetro anticipado de su evolución a nivel estatal. Y lo cierto es que, a nivel nacional, Vox ha experimentado un crecimiento sostenido en las encuestas durante los últimos meses.

Este paralelismo sugiere que lo que ocurre en Ceuta no es un fenómeno aislado, sino parte de una tendencia más amplia. En este marco, la no publicación de los datos cobra una dimensión mayor, ya que podría interpretarse como un intento de contener una narrativa que, para algunos sectores, resulta incómoda.

A este posible ocultamiento se suma otro hecho igualmente llamativo: en los días posteriores a la realización de la encuesta, varios medios de comunicación locales incrementaron significativamente sus publicaciones negativas sobre Vox. Titulares sobre supuestas crisis internas se han multiplicado, generando la percepción de un deterioro que, según las fuentes que afirman haber visto los datos de GAD3, no se corresponde con la realidad reflejada por el sondeo.

Esto plantea una cuestión de fondo: ¿se está intentando construir un relato mediático contrario a los datos reales de intención de voto? Y si es así, ¿cuál es el papel de los medios locales en la configuración (o manipulación) de la percepción pública?

En un contexto democrático, el acceso libre y transparente a la información, especialmente a la de naturaleza electoral, es fundamental. Las encuestas, como herramientas técnicas de medición, deben difundirse con independencia de a quién beneficien o perjudiquen. Ocultar resultados o contrarrestarlos con campañas de imagen dirigidas mina la credibilidad del debate político e incrementa la desconfianza ciudadana.

Ceuta, por su singularidad territorial y su relevancia estratégica, merece un tratamiento informativo honesto y riguroso. No se trata de favorecer a un partido u otro, sino de garantizar que los ciudadanos tengan acceso a una fotografía fiel del momento político. Si Vox está creciendo —como indican múltiples estudios nacionales y, aparentemente, también locales—, la respuesta no puede ser el silencio ni la caricaturización. La respuesta, en democracia, es la verdad.